sábado, 14 de marzo de 2009
















El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestras vidas.
Cada persona que pasa en nuestra vida es única y siempre, siempre, deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
Sin embargo, habrá también los que se llevarán mucho y, habrá de los que no nos dejaran casi nada.Esta es la situación en la que se comprueba que dos almas no se encuentran por casualidad. (L).

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